sábado, 17 de marzo de 2012

EL MISTERIO DE LAS GALLINAS


          Mi abuela materna, Rosa Gómez, vivía en la calle San Juan, barrio de San Onofre en Fuentes de León. Sería allá por la mitad de los años 50.
          Yo desde muy pequeño gustaba de ir a su casa por las mañanas, ya que ella hacía y vendía pan, lo cocía en un horno que tenía su casa en la tercera nave. Olía la totalidad de la casa a pan  recién hecho, creo que por esto ya era  muy llamativo para un niño pequeño como yo el estar en casa de mi abuela; allí venían a comprarle el pan todo el barrio los tres días de la semana en que ella hacía el amasijo.
        
          Pero había una cuestión que me tenía totalmente lleno de viva curiosidad  sin que yo alcanzara  saber el  porqué de aquello:
      
          En la cuadra tenía mi abuela así como 10 o 12 gallinas y unos gallos, cada día hacía  con ellas un ritual  que a mí me tenía lleno de intriga y misterio pero que nunca le preguntaba, no sé, creo que por respeto, y la cosa era que las echaba a todas a la calle y se marchaban al paseo de San Onofre allí cercano, las aves  se lo pasaban en grande escarbando la tierra buscando lombrices y otros gusanos así como cazando grillos, si era la época.

         Así que abría un poco la puerta de la cuadra, lo suficiente para que solo pudieran salir las gallinas de una en una, a cada una de ellas la cogía y le introducía un dedo en el culo y decía: esta sí o esta no, de forma que las del sí las volvía a meter otra vez en la cuadra y las del no las echaba a la calle a su diario y  esperado  recreo, yo noté que a los machos, que a pesar de mi corta edad ya distinguía,  nunca les  metía el dedo en el culo, así que los echaba directamente a la calle, cosa para mí muy extraña.

        Pasado el tiempo resolví el misterio y era tan simple como que las que estaban a punto de poner  tenían ya el huevo que se les tocaba con el dedo y para no perder este bien tan preciado las retenía dentro hasta tanto lo pusiera.

        Un huevo de aquellos años no era cualquier cosa,  (era un tesoro) era nada más y nada menos que un señor huevo de los años 50, casi ná, como diría el castizo.

martes, 13 de marzo de 2012

LA LLEGADA DE LA ESTELLESA

     (Se llamaba así porque esta empresa era de Estella (Navarra)

          Habéis hablado sobre vuestros recuerdos del día en que, por fin, llegó la tan ansiada Estellesa al pueblo, fue un acontecimiento muy grande, como todo lo que pudiera turbar de algún modo el sereno y tranquilo devenir de Fuentes en aquella fecha; donde nunca ocurría nada digno de mención y los días  se superponían los unos a los otros con un ritmo  monótono, de tal forma que el de ayer fue igual que el de hoy y este lo mismo que mañana.

          Cuando la Estellesa  ya rodaba  por nuestra  carretera, a la entrada del pueblo,  desde Segura, los vecinos ya esperaban impacientes en las puertas de sus casas la llegada. Cuando ésta asomó ya por el principio, en su puerta, como todos, estaba el Sr. Angel, pero su señora dio la  fatal casualidad que se entró dentro en ese preciso momento (quizás para hacer alguna necesidad  urgente y perentoria) y así que su marido veía que la Estellesa se acercaba y que pasaría  sin que su mujer pudiera verla, exclamó a voz en grito….. Chiquilla…chiquilla….salte corriendo pacá  y asómate a la puerta que ya viene ahí la “bicharraca”.

          Que cosas y qué tiempos tan interesantes vistos desde la óptica actual.

Lo de la llegada a la plaza fue ya la apoteosis total, chiquillos corriendo  y gritando a más no poder, cohetes, globos y fantoches  elevándose hacia el cielo de Fuentes….. banda de música acometiendo todo su repertorio… chocolate “jeringos”… vino de pitarra (vamos que allí no faltó ni un perejil);  ríanse  ustedes de las películas de Berlanga, éstas no son nada comparables a lo nuestro.
           La Estellesa ese día solo era ocupada por  un único pasajero, lo recuerdo como si fuese ahora, venía vestido con su traje kaki de soldado, creo que estaba haciendo la “mili” en Badajoz y era  Constancio el albañil  que luego lo fue del Ayuntamiento y que hoy, desgraciadamente, está fallecido. (q.e.p.d.)

Ignacio Núñez Ventura

lunes, 12 de marzo de 2012

Alabanza de la locura o la irrealidad de lo real


Hoy suelo soñar con pájaros que sobrevuelan mi cabeza, me dejan sin pensamientos, me dejan absorto  en mis sentidos y me ahogan en mi propio olvido.....

Suelo fingir en mis sueños, suelo dejar mis lágrimas sobre un botecito de cristal.... en donde crecen las algas, donde nacen los peces que le dan vida a mi alma, donde los corales rojos y rosas, imitan la sangre que derramo, en donde surge un paraíso de suspiros, que andan despacio, para llegar sin aire a su meta, a sus olvidos, a su naturaleza muerta... No puedo ni abrir los ojos, de todo lo que tuvo sentido alguna vez, de la nada que inventé  cuando no sabia lo que hacia, de todo lo humano que ahora me invita a entrar en el mausoleo que me entierra vivo....

Esta noche intentaré  soñar con un mundo donde no existan almas ni seres vivos.... soñaré   que todo es un desierto de arena, de agua, de hielo, de fuego... donde solo vivo cuando cierro mis ojos y me sumo en un profundo sueño... y quizás podré respirar, puede que pueda volar al igual que águila peregrina, querré a alguien que se desvanece en la niebla y que desaparece para siempre para no pisar  jamás mis sueños....

Puede ser que ahora no tenga nada que simbolice una mirada, ya no quedará nada en mi cabeza, ya no sentiré nada que pida a gritos un poco de tristeza, ni siquiera sentiré indiferencia... No padezco, ni lloro, ni  siento... solo quiero, solo puedo sentir la agonía de saber que necesito sentir mis llantos, mis lamentos, mis quejidos, mis gemidos que noche a noche saben que aún  aquí sigo ...



domingo, 4 de marzo de 2012

MEDITEMOS SERIAMENTE

            Se cuenta que en una ciudad de interior, un  grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.
           Diariamente, algunas personas llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían  escoger entre dos  monedas: una de tamaño grande de 50 céntimos y otra de menor tamaño, pero de un Euro. Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
            Un día,  alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido  que la moneda  de mayor tamaño valía menor y éste le respondió:
Lo sé señor, vale exactamente la mitad, pero el día que escoja la otra, el juego se acaba y no voy a ganar más mi moneda.

 Esta  historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
           La primera:
Quien parece tonto, no siempre lo es.
          La segunda:
¿Cuáles son los verdaderos tontos de la historia?
         La tercera:
Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
        La cuarta, y la conclusión más interesante:

Podemos estar  bien,   aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

MORALEJA:
 ‘La verdadera  persona inteligente  es la que aparenta ser  tonta  delante de un tonto que aparenta ser inteligente’…