EL CENTRO PARROQUIAL Y LA TV.
(Según Ignacio Nuñez
Ventura)
Hasta el año (calculo que fue el 61
o 62) la parroquia de Fuentes disponía
de un almacén adosado a su izquierda, mirando desde la puerta de abajo, la que
se llamaba de los hombres. Esta nave solo tenía como utilidad el de meter allí
las andas de las procesiones, santos
descabezados o con otras imperfecciones debidas a su mucha antigüedad. También
servía de escondite a la chavalería para
darle al cigarro y también a otras “cosillas” o travesuras inconfesables.
Particularmente en épocas de invierno y muy especialmente cuando llovía
--este era un perfecto y adecuado
refugio—
Así que D. Pedro el cura, uniendo
voluntad y deseo, vio que aquello con algo de reforma podría dedicarse a algo
más productivo y, por qué no a un centro
parroquial?.
Con esta idea en su mente animó a la
juventud a involucrarse en aquella causa. Así que dicho y hecho, ellos, los
jóvenes, comenzaron hacer el acopio y acarreo de los materiales de construcción necesarios así como el que
sabía de albañilería allí que daba sus peonadas los festivos o por la tarde
después de finalizado sus cotidianos trabajos,
otros les servían de peones y
otros subían los materiales y mezclas, así que todo el mundo que pudo arrimó
el hombro.
Con este empuje y diligencia el
centro parroquial pronto estuvo terminado y se inauguró. Se habilitó como salón
recreativo para TV., no sé si para algunas otras cosas más, pues en ese tiempo
yo estaba ya en Sevilla y solo pasaba en el pueblo el verano.
Pero aquí viene lo bueno: La TV era
un invento novedoso y desconocido, sobre todo para las personas mayores que no
podían concebir que aquellas imágenes eran producidas y emitidas desde muchos
kilómetros de distancia. Las emisiones, naturalmente en blanco y negro, eran
muy precarias. El día que emitían corridas de toros, era una fiesta, los
hombres del campo terminaban antes sus faenas para no perderse aquello y allá
que van al centro parroquial. Todos intentaban ponerse en un buen sitio,
digamos lo más cercano al televisor, para así no perderse detalle. Para las
tomas en plaza de estos eventos solo se
utilizaba una cámara o dos, así que era muy difícil que los operadores y/o
realizadores pudieran seguir la lidia,
de tal forma que si el torero daba un pase, pues el toro, a la salida de la
suerte, siempre se “escapaba” a la derecha o a la izquierda y se perdía de la
pantalla. No queráis ver a nuestros “abuelos” haciendo así como un balanceo
pendular con su cuerpo, a derecha o izquierda, pretendiendo ver al toro que se
les marchaba del campo de visión, bien por un lado bien por el otro. Que pasaba
con esto… que quitaban la vista a las otras personas que tenían detrás, y estos
de atrás, a su vez, al echarse a un lado y otro se las quitaban a los detrás suyos y así
sucesivamente hasta los que estaban en el final.
Esta circunstancia o inadaptación
de nuestros mayores al medio se
convertía en un verdadero jolgorio digno de presenciarse. Bueno, pero todos contentos pues así se podía
ver alguna corrida de las Fallas
Valencianas, San Isidro, los Sanfermines, feria de Sevilla, etc.etc. y lo más
bonito sin pasar por taquilla ni moverse
del pueblo.-
¡!Que idea tan genial la de nuestro
cura D. Pedro!!
Y que labor tan práctica la de
nuestros jóvenes.
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